Porque no es bueno saltarse las comidas

Porque no es bueno saltarse las comidas. Por falta de tiempo, muchas personas dejan de desayunar, comer o cenar, o incluso realizan una sola comida al día. Algunas veces, en un intento por bajar de peso, evitan comer a ciertas horas. Sin embargo, el saltarse alimentos y aguantarse el hambre no ayuda a adelgazar, sino todo lo contrario. El organismo necesita un suministro regular de energía proveniente de los alimentos.

Cuando le damos de comer al cuerpo por lo menos tres veces al día, el organismo entiende que no hay ninguna limitación de alimento, por lo que quema las calorías a una velocidad relativamente rápida. Ahora bien, cuando no le damos de 11 comer y nos aguantamos el hambre, el cuerpo cree que está en una situación de emergencia, en la que la comida es escasa.

Es como si nuestro organismo creyera que está perdido en el desierto sin fuente alguna de alimento. En estos casos, el cuerpo pone en marcha el “plan B”, que implica utilizar las reservas de energía, pero a una velocidad extremadamente lenta.

Como considera que no va a comer en un periodo prolongado, el cuerpo decide volverse “eficiente” en quemar el menor número de calorías posible, para estar seguro de que las reservas de energía con que cuenta le durarán el mayor tiempo que se pueda.

Esto quiere decir que, el organismo hace que la grasa que tenemos de más rinda al máximo y que no se agote, por lo que la quema de calorías, en vez de ser rápida, se vuelve lenta. Además, como el cuerpo no está acostumbrado a recibir alimento regularmente, se encarga de aprovechar al máximo la próxima comida que le brindemos, es decir, la almacenará para futuras “emergencias”. Esto significa que quemará muy pocas calorías provenientes de dicha comida, para mejor destinarlas a las reservas de grasa, y así asegurarse de que estará preparado con energía de más para utilizar en casos extremos que, en su experiencia, son f recuentes e impredecibles.

El saltarse alimentos también trae comer en exceso en la siguiente comida. Llegamos con tanta hambre, que comemos cualquier cosa que nos pongan enfrente y en cantidades ilimitadas, lo que se refleja en un exceso de calorías que serán almacenadas como grasa.

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